CF Universidad, desaparecido

Se apaga un experimento fallido en el fútbol guatemalteco: el Club de Futbol Universidad desaparece tres años después de su polémico nacimiento, dejando una estela de promesas rotas, deudas impagas y una advertencia clara sobre cómo los intereses políticos pueden destruir hasta el más ambicioso de los proyectos deportivos.

¡Colapsa la promesa universitaria! El Club de Futbol Universidad, creado en 2022 con la mira puesta en el ascenso a la Liga Nacional, anunció su retiro definitivo tres años después, dejando al descubierto un proyecto sin bases sólidas. La institución, nacida tras comprar la ficha de Cremas B, se despide sin haber cumplido su principal objetivo deportivo. Su adiós llega a mitad de 2025, azotado por resultados irregulares y dudas sobre su legitimidad. La noticia sacude al balompié guatemalteco y expone la fragilidad de los clubes emergentes. El sueño académico se convierte en caso de estudio sobre cómo no armar un proyecto.

El 9 de noviembre de 2022, Walter Mazariegos y Juan Leonel García presentaron el nuevo club en una rueda de prensa cargada de polémica. Mazariegos, rector cuestionado de la Universidad de San Carlos, utilizó la plataforma deportiva para afianzar su gestión. García, entonces presidente de Comunicaciones, cedió la ficha y avaló la aventura. Desde aquel acto, críticos señalaron un intento de legitimar decisiones internas disfrazándolas de impulso al fútbol. La etiqueta política persiguió al equipo desde su nacimiento.

Para acelerar el ascenso, la directiva desembolsó cifras importantes y llamó a filas a figuras de renombre. El banquillo recayó en Mauricio Tapia, multicampeón con Antigua GFC, símbolo de ambición inmediata. Sin embargo, el presupuesto no sustituyó la ausencia de estructura ni de arraigo. Los torneos pasaron y la meta de llegar a la máxima categoría se volvió distante. Cada semestre incrementó la presión y evidenció fisuras internas.

El 25 de junio de 2025 llegó la renuncia formal: la Primera División recibió la nota donde el club se desvinculaba de la temporada 2025-2026. La plaza quedará vacante y será ocupada por un conjunto de Segunda División según “mérito deportivo” (todo apunta a que será el Club Social y Deportivo Chimaltenango). La decisión tomó por sorpresa a jugadores y aficionados que aguardaban refuerzos, no disolución. Fuentes de la liga reconocen que el calendario deberá reajustarse de forma urgente. El cierre repentino confirma el fracaso de una apuesta apresurada.

Las señales de colapso eran visibles: redes sociales sin actividad por más de un mes y silencio institucional sobre el futuro. Jugadores revelaron atrasos salariales y contratos sin resolver, abriendo posibles litigios laborales. El club carece ahora de oficinas operativas y circulan versiones de que parte del plantel negocia quedar libre. La Liga y la Federación observan con cautela la ruta legal para evitar impagos mayores. El caso enciende alarmas sobre controles financieros en divisiones de ascenso.

El último acto deportivo fue la caída 0-1 ante Aurora en semifinales del Clausura 2025, disputada en Cementos Progreso. Aquel revés selló una breve trayectoria que nunca despegó en el césped ni en los escritorios. La historia termina como empezó: envuelta en dudas y críticas a la transparencia. El Club de Futbol Universidad deja un rastro de promesas incumplidas y lecciones sobre la mezcla de política y deporte. Su desaparición confirma que la inversión sin proyecto es sólo dinero malgastado.