Comunicaciones al borde del abismo: crisis profunda en el equipo más ganador

Comunicaciones atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. El equipo más laureado del fútbol guatemalteco no solo ha perdido el rumbo, sino que se encuentra peligrosamente cerca de la zona de descenso. Aunque restan un torneo y medio para que finalice la temporada, el presente crema es alarmante. Con 11 puntos en 12 fechas, 7 derrotas, apenas 3 victorias y un plantel sin alma, la sombra del descenso ya no es una hipótesis lejana, sino una amenaza real.

La derrota ante Mictlán: la gota que colma el vaso

La caída por 1-0 frente a Deportivo Mictlán fue mucho más que otra pérdida. Fue la confirmación de que el equipo ha tocado fondo. No hubo reacción, no hubo orden, no hubo pasión. La derrota evidenció un problema estructural: ninguno de los jugadores se salva. La camiseta de Comunicaciones, que antes pesaba en el rival, hoy parece ser una carga para quienes la portan.

Un plantel que no responde y una identidad perdida

Lo más preocupante no es solo la posición en la tabla. Es la forma. Es la apatía general, la falta de compromiso, el desorden en el campo y fuera de él. No hay una columna vertebral definida, los fichajes han fracasado y el liderazgo brilla por su ausencia. El equipo no tiene una idea clara de juego, y lo que es peor: no transmite absolutamente nada. Comunicaciones hoy no compite, sobrevive.

“Estamos sufriendo porque no nos salen las cosas” / Lynner García.

Roberto Hernández: un técnico sin respuestas

El entrenador mexicano Roberto Hernández parece haber agotado todos sus recursos. Desde hace varios días puso su cargo a disposición de la directiva, pero ni eso ha generado un cambio. No hay reacción anímica ni futbolística. El DT no encuentra explicaciones ni soluciones, y la sensación generalizada es que la plantilla ya no cree en su propuesta. La ausencia de liderazgo también se siente en el banquillo.

Las palabras de Lynner García: dolor y resignación

Tras la derrota ante Mictlán, el jugador Lynner García fue una de las pocas voces que dio la cara. Sus declaraciones reflejan el momento emocional que atraviesa el grupo:

“Estamos sufriendo porque no nos salen las cosas, como responsable me pongo yo, porque tuve una clara para el empate, lamentablemente no la pude hacer, pero nunca queremos fallar… Esto es fútbol, cualquier cosa puede pasar, lo que estamos viviendo es triste, no logramos levantar, una derrota más. Nosotros estamos dando todo en el campo, no se dan las cosas y soy el primero en decir que no perdemos la fe y que saldremos de esto”.

Hay honestidad en sus palabras, pero también un dejo de resignación que preocupa. El vestuario está golpeado y, a este ritmo, se encamina a una crisis irreversible.

Un calendario que no perdona

Lo que viene para Comunicaciones podría ser el punto de quiebre definitivo. En las próximas tres fechas enfrentará a Mixco (uno de los líderes del torneo), luego visitará a un necesitado pero revitalizado Guastatoya, y finalmente disputará el clásico ante Municipal en el estadio Cementos Progreso. Tres partidos en los que no solo se juegan puntos: se juega la dignidad, la historia y la posibilidad de evitar una caída que podría dejar cicatrices profundas.

El gigante que también puede caer

Comunicaciones es el club más ganador del país, pero la historia no juega partidos. El presente exige reacción inmediata desde la directiva, el cuerpo técnico y, sobre todo, desde los jugadores. El descenso no es una fantasía ni una provocación mediática. Es una posibilidad tangible que, de concretarse, marcaría un antes y un después en el fútbol guatemalteco.

Es momento de actuar con inteligencia, humildad y urgencia. El escudo no basta. La historia no alcanza. Hoy, Comunicaciones está obligado a salvarse de sí mismo.