Benfica suma otra sandunga a un Auckland City desahuciado

Benfica sumó su primer victoria en este Mundial de Clubes, a costas de un Auckland City que acumula 16 goles encajados en dos partidos, tras la tunda que le propició el Bayern München en el arranque.

Una tormenta eléctrica paró el mundo del fútbol, pero no detuvo al Benfica, que goleó 6-0 al Auckland City en un partido con clima de locura y momentos dignos de documental. Dos imágenes lo resumen todo: un jugador que se niega a salir pese al dictamen médico, y otro que discute a gritos con su entrenador por ser sustituido. El espectáculo que parecía irrelevante, se convirtió en una montaña rusa que acabó con la contundencia lusa.

Benfica sabía que no bastaba con ganar: tenía que golear. El golaveraje puede ser clave en esta fase del Mundial de Clubes y por eso no se reservó nada. Aunque el marcador refleja contundencia, el partido no fue sencillo. Los portugueses dominaron desde el inicio, pero el primer tanto tardó en llegar. Las primeras claras de Akturkoglu y Pavlidis no entraron, y hasta la madera detuvo el avance.

El portero neozelandés Garrow fue figura en ese primer tramo. Atajó con reflejos felinos y sostuvo el empate hasta el filo del descanso. Incluso cuando Di María definió con clase, un fuera de juego previo de Pavlidis anuló el tanto. La primera mitad concluyó sin goles, pero con señales de que Benfica iba a más. Garrow, una de las sorpresas del once titular, brilló a pesar de la goleada final.

El quiebre del partido llegó desde el punto penal. Una infracción ingenua dentro del área fue aprovechada por Ángel Di María para abrir el marcador. Pero el verdadero punto de quiebre fue la reacción de Zhou, quien se enfrentó al cuerpo médico tras recibir un golpe en la cara. Se negó a salir y se mantuvo en campo justo antes del inicio del segundo acto… que se retrasó por más de dos horas por tormenta eléctrica.

El protocolo FIFA obligó a detener todo por riesgo de rayos, vaciando las gradas del estadio y deteniendo el encuentro en su momento más caliente. Tras la pausa interminable, Benfica recuperó ritmo. Pavlidis y Renato Sanches anotaron al 63’ y 73’, encarrilando una goleada que ya nadie podría frenar. Trubin, en portería, también salvó una acción clave cuando el equipo aún dormía.

Con el rival roto física y anímicamente, el vendaval luso se completó. Otros tres tantos más redondearon el 6-0 final, marcador que deja a Benfica con esperanzas de clasificar a octavos. Aunque todo dependerá del cierre de la fase, los de Lisboa cumplieron con su tarea: golear. Lo hicieron en un partido que será recordado más por el caos que por el fútbol… pero también por el fútbol.