El alemán, sobrino del mítico Jan Ullrich, consigue su primer triunfo profesional en la Corsa Rosa. Pogacar, a medio gas, gana unos segundos más sobre los favoritos.
Había mostrado su calidad a cuentagotas en categorías inferiores, estando cerca de ganar etapa en el Tour del Porvenir 2021, en el que Carlos Rodríguez se quedó a 7 segundos del campeón Tobias Halland Johannessen, y un meritorio podio en Il Piccolo Lombardia de ese mismo año. Pero de ahí, a conquistar una etapa de una gran vuelta hay un mundo. Máxime, si se trata de tu primer éxito como ciclista profesional. Así ha sido la explosión de Georg Steinhauser (22 años), un gran desconocido para el gran público que, a buen seguro, todos los aficionados tendrán en cuenta a partir de ahora. Su físico, con ese 1,89 m de altura, muy similar al de su tío, ni más ni menos que el mítico Jan Ullrich, que se casó con la hermana de su entonces compañero de equipo en el Telekom, y padre de la criatura, Tobias Steinhauser. Entre los favoritos, Tadej Pogacar hizo segundo casi sin querer, metiendo más tiempo a unos favoritos que llegaron de la mano a excepción de Ben O’Connor. El australiano queda prácticamente descartado de la pelea por el podio.
Un día después de la polémica tempestad, el cielo de los Dolomitas se abrió de par en par a primera hora de la mañana. "Esperamos que pueda llegar la fuga. Las sensaciones son buenas, tengo que entrar con otro compañero del equipo y entre los dos buscar la victoria, ya sea con él o conmigo. Puede ser una buena oportunidad", aseguraba Nairo Quintana en los minutos previos a la salida. Después de quedarse a las puertas del triunfo en la etapa reina, había confianza. Y piernas. Y así lo hizo el colombiano, que a las primeras de cambio comandó una fuga de muchísimo nivel, con la compañía de Julian Alaphilippe, Amanuel Ghebreigzabhier, Giulio Pellizzari, Georg Steinhauser, Marco Frigo, Damiano Caruso y Davide Ballerini.
En el Passo Sella, que después de las cancelaciones del Stelvio y el Gogio de Santa Maria se convirtió en la 'Cima Coppi' de este Giro, vimos un precioso duelo generacional. Pellizzari, el corredor más joven de esta Corsa Rosa a sus 20 años, tomó unos metros de ventaja, pero en el último instante, Nairo apareció para disputarle los 40 puntos, el mayor premio de montaña posible. Estuvo de foto finish, pero por centímetros, la gloria fue para Pellizzari. El joven italiano, segundo en el Tour del Porvenir del año pasado, dejó su sello de calidad. Nada mal para un debutante. Para entonces empezaba un largo descenso, y con todavía cuatro puertos por delante, el grupo de favoritos se había reducido a la mínima expresión.
Los kilómetros iban pasando, también se superaba el Passo Rolle, pero algo no cambiaba. La ventaja de la fuga, a pesar de la colaboración de tan buenos corredores, era de apenas 1 minuto. La explicación, tan simple como tres letras: DSM. Después de que el Movistar controlase la carrera el pasado martes, en esta ocasión le tocaba el turno a la escuadra neerlandesa, que quería apostar en grande por su líder Bardet. El UAE, sin la necesidad de implicarse. Y Pogacar, ante la posibilidad de que le hicieran la carrera, se frotaba las manos. A 62 km de meta, la fuga quedó neutralizada, y el tímido intento de Bardet en el Passo Gobbera, en nada.
El día de la marmota
La doble ascensión al Passo Brocon definiría el desenlace. Ghebreigzabhier y Steinhauser volvieron a la cabeza y encararon la subida con 40 segundos de renta. Un suspiro. En la parte final, el alemán cambió el ritmo y logró dejar atrás al eritreo. En el descenso, sumamente delicado por la lluvia que apareció a primera hora de la tarde, el del EF Education fue sumamente precavido y cedió algo de terreno, sin embargo, el pelotón se relajaba por detrás al mismo tiempo. Al fin, Pogacar se desentendía por una vez de una etapa que estaba deseando regalar, siempre y cuando otros equipos no le hiciesen el trabajo. Después, en cuanto la carretera volvió a apuntar hacia el cielo en el definitivo paso por Brocon, Steinhauser puso un ritmo inalcanzable para sus perseguidores para estrenar su palmarés a lo grande.
La batalla entre los hombres de la general fue tan mínima como extraña. El Ineos puso su clásico "trenecito", incluso, sacrificando a Arensman por Thomas. Y el ataque del galés no llegó. Fueron Dani Martínez y Einer Rubio los que aceleraron, pero sin mucha convicción, lo que dejó de repente a Pogacar al frente del grupo. El esloveno, mirando hacia atrás algo confuso, no sabía qué hacer. Y ante la duda… arrancó. Eso sí, con el freno de mano echado y sin gastar un gramo de más. Consiguió la bonificación del segundo puesto y picó unos segundillos más sobre sus rivales que no le cambian la vida en absoluto. A 18 segundos del esloveno llegaban los favoritos encabezados por Tiberi, a excepción de un O’Connor que cortocircuitó minutos antes de los ataques. Más ruido que nueces.
