El cuadro de Xabi Alonso se dio un festín en su vuelta a la Champions con un contundente 0-4.
Visitaba el Leverkusen The Kuip (la bañera, en neerlandés) y decidió darse un baño y de los buenos. El cuadro de Xabi Alonso pasó por encima del Feyenoord con una contundencia en ataque abrumadora. Volvían los de la aspirina a la Champions y lo hicieron por todo lo alto, endosándole cuatro a un rival que en el primer tiempo no las vio venir. En un santiamén, el Leverkusen se plantó con un durísimo 0-4 que hizo imposible cualquier reacción neerlandesa.
Un triunfo por todo lo alto que, en apenas cinco minutos, ya se estaba gestando. Wirtz aprovechó una pérdida en construcción del Feyenoord para encarar portería y batir a Wellenreuther como el que no quiere la cosa. Parecía que el Feyenoord contestaba, pero el colegiado invalidó la acción. Iba a ser el espejo perfecto del partido.
Un torrente ofensivo
Mientras los de Xabi Alonso hacían de las suyas en ataque, los de Priske o chocaban con Hradecky o eran los colegiados y el VAR los que frenaban sus acometidas. Así, el Leverkusen plantó el 0-4 casi sin querer, en cuatro llegadas tan claras como contundentes. Para el recuerdo queda el 0-2, después de un gesto marca de la casa de Boniface. El nigeriano hizo un pase mientras amagaba el disparo con el otro para asistir a Frimpong y que este la pusiera a Grimaldo, que solo tuvo que empujarla.
La empujó el español, como también la empujó Wirtz a centro, nuevamente de Frimpong, y Tapsoba, que cabeceó un gran libre directo de Grimaldo y se sirvió de la inestimable ayuda de Wellenreuther, que se la metió él solito.
En la reanudación, el Feyenoord quiso contentar a su afición y no bajó los brazos. Pudo anotar el 1-4, pero otra vez el colegiado invalidó la acción por fuera de juego. Dio la sensación que ni en tres partidos el cuadro neerlandés iba a mover su marcador. Mala suerte y un gran rival delante.